miércoles, 16 de junio de 2010

La reja de los secretos

Se despertó...
Abrió lentamente los ojos y vió el techo...
Una arañita corría rápido...
Se limpió los ojos y se levantó de la cama con pocas ganas...
La luz del día entraba por las endijas de la persiana y la invitaba a soñar un nuevo día...

Levantó la persiana, y en el cielo azul celeste, el sol comenzaba a izarse, se subió al marco de la ventana...
Miró fijo el suelo, saltó, cayó rodando en el pasto, se fue caminando por el sendero de piedras y al toparse con la reja de los secretos, la trepó y pasó hacia el otro lado, cayó en un colchon de hojas...
El cielo estaba negro y los nubarrones la cubrían, las gotas más gruesas ya estaban mojando su largo pelo negro...

Sentía que alguien la espiaba, pero entre las gotas de la lluvia no podía verse a mas de un metro...
Empezó a correr hacia la luna, chapoteando en el barro a medida que avanzaba...
Otra vez sintió que la seguían y empezó a correr mas rápido...

Cada paso que daba se hundía más en el barro y la lluvia se hacía cada vez mas pesada...
"De qué escapas?" le susurraba al oido...
"Por qué te persigues?" le decía cada vez más cerca...
Y asustada, cerrando los ojos y con miedo de mirar atrás...
Corría hacía la luna completamente mojada...

La voz la sentía cada vez más cerca, y a esta altura ya estaba demasiado asustada.
De repente se detuvo y cerró fuerte los ojos.
Se dijo con valentía:
"a qué estoy temiendo?, deberé escapar toda la vida para quitarme este miedo? o debo enfrentarlo?",
Abrío los ojos con euforia y se dió vuelta.

Nadie la seguía, nada había a su alrededor, solo agua, solo lluvia, solo barro, solo la luna.
Se preguntó si esto estaba en su mente o realmente lo había escuchado...

Se calmó y siguió su camino...

La luna estaba lejos y el barro se iba endureciendo en sus pies, la lluvia se apasiguaba y la noche se acentuaba.
Cansada sus ojos se cerraban y deseaba poder descansar.
Se sentó en una roca con forma de silla que la invitaba a dormirse.
Cerró los ojos...

Escuchaba cada vez más cerca una voz que le decia: "puedes sentir mi amor susurrando?", y sacudia su cabeza.
"Vas a creerme cuando te diga que sos la reina de mi corazón?" y se despertó...
Parado frente a ella se encontraba una serpiente de cuatro patas y la miraba fijamente a los ojos, tan fijo que podía penetrar en su mente y saber lo que ella estaba pensando...

Ella le preguntó quién era...
La serpiente no dijo nada y la siguió mirando...
Se paró y la observó desde un punto más alto.
La serpiente siguió sus ojos y no se apartó de ella.
Ella sacó un cuchillo y cortó su cabeza...
El cuerpo quedó intacto y la sangre chorreaba desde su cuello...
Lentamente otra cabeza asomaba desde el interior de la serpiente...

Completamente inmutada, desconoció la situación.
La serpiente se movía al compás de sus ojos y claramente enunciaba una misión.
Ella sin más vacilar se avalanchó sobre la serpiente y comenzaron una lucha frenetica.
No quería otra cosa que cortarla en pedazos y deshacerse de ella...

Se enroscó en su cuello y apretó fuertemente...
Ella desesperada y ya casi asfixiada sacó su cuchillo, cortó su cola y se liberó...
La serpiente como gritando sin voz, se sacudió y empezó a comerse a sí misma de los nervios...
En un minuto la serpiente ya no existía más...
Ella se levantó luego de observar la situación y salió corriendo otra vez hacia la luna...

Corría con toda su furia, con cara de enojo, como una locomotora a toda velocidad sin final de via...
Sus cejas fruncidas denotaban fiereza...
Luchaba por empujar al viento...
Llevaba el cuchillo en su mano derecha, ensangrentado...
No sabía que quería, ni tampoco a donde quería llegar...

Antes pensaba que la seguían...
Ahora ella creía seguir algo...
Se canzó, y cayó rendida...

Abrió los ojos, se levantó de la roca donde unas horas antes se había recostado a descanzar...
Volvieron sus miedos, volvió al camino que debía transitar...

La luna ya no estaba.
Seguía caminando hacia el punto por donde la vió por última vez.
El barro de sus pies estaba endurecido y le costaba caminar...

Apareció el frio.
Se frotaba con sus manos los brazos y al cabo de un rato se quitó su vestido y se lo colocó como una manta sobre sus
hombros.

Oscurecía y tenía que ubicar algún recoveco para pasar la noche.
De repente al pasar una loma divisó a unos metros una casa aparentemente abadonada...
Sin dudarlo, decidió pasar la noche allí y se acercó...

Había un sendero hacia la casa.
A medida que se iba acercando descubría que estaba abandonada. Al menos eso parecía...

El sendero conducía a un pequeño porche al cual se subía con tres escalones.
La casa era antigua.
El piso estaba conformado con tablones de madera al igual que las paredes.
Ambas estaban en mal estado y las plantas florecian entre las separaciones de los listones.
Las ventanas estaban todas rotas, sin vidrios, y se movían al compás del viento.

Se detuvo antes de subir los escalones.
Sintió un escalofrio en su espalda, como cuando comenzó el viaje.
Se abrazó así misma y observó la casa detenidamente.
Sobre el tejado diviso una pequeña ventana. Le pareció que alguien la estaba observando...

Subió cada uno de los escalones timidamente.
Los tablones de madera crujian y parecían partirse.
Estaba completamente mojada.
Acercó la mano al picaporte antiguo con forma de león.
Al tomarlo saltó de un susto.
Un rayo cayó en el campo e iluminó toda la casa.
Se recuperó del miedo y con su mano aún temblorosa abrió la puerta...

Lentamente ingresó a la casa oscura y misteriosa.
No se llegaba a distinguir el interior y con miedo iba asomando su cabeza para adelantarse a lo que podía encontrarse.
Se guió con la luz de los relámpagos y comenzó a inspeccionar el lugar.
Debía ubicar un lugar cómodo para descansar y poder continuar el día siguiente...

Se encontraba en un gran hall.
A la derecha había una abertura hacia una habitación.
A su izquierda había una escalera que llevaba al piso de arriba.
Era hermosa, de escalones marmolados y una baranda de madera finamente lustrada con detalles pintorezcos.
Hacia delante había otra habitación.
Se dirigió a ella...

Al pasar la gran apertura que dividia los dos ambientes, escucho una voz que le decía:
"Que suerte tengo en encontrarte... No me importa lo que pienses, a menos que sea algo sobre mi... Sí... estás pensando sobre mí..."
Ella no sabía de donde provenía la voz... comenzó a preocuparse...

De repente...
Un cuchillo atravesó su garganta...
Se ahogó con su propia sangre y cayó al piso...
La bestia le dijo: "Comeré tu carne por ti... y te besaré los labios".

La noche fue fría y la tormenta no cesó...
Al día siguiente salió el sol en todo su resplendor...

No hay comentarios: